EL ESPEJO

Una de las mejores y más frecuentes analogías usadas en la enseñanza zen para explicar la actitud mental correcta durante la práctica de zazen es con la de una superficie pulida, como la de un espejo, donde se puede reflejar las imágenes, en este caso, la del contemplador. Igualmente podemos usar la analogía del agua, cuando se apacigua y se queda lisa como un plato, la superficie refleja y certifica la existencia del cielo. No se trata de dejar la mente en blanco ni tener pensamientos discursivos. Se trata de observarlos con distancia. Para ello debemos alcanzar el estado de serenidad y ecuanimidad llamado samadhi a partir del cual realizamos la observación de nuestra propia mente. Así, de la misma manera que el mar en calma refleja el cielo, nuestra mente en la quietud del samadhi, nos ofrecerá la imágen de nuestra propia identidad.

 

 

 

Imagen: M.J.F.

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